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Pautas para estimular la creatividad

ESTIMULAR LA CREATIVIDAD

Me atrevo a sugerirte alguna idea: si estás en la cama, pon tu cabeza en la zona de los pies, levántate y vete al WC y siéntate sobre la tapa del inodoro hasta que termines este texto. Venga, que es muy cortito.

Anímate a coger la bici, el coche, a darte un paseo hasta un lugar tranquilo para leer este escrito. ¿Por qué no al entorno de algún parque? ¿o por qué no a un banco en mitad de la calle más concurrida que conozcas en tu ciudad o pueblo? ¿Te atreves a hacer algo diferente?

A mí me funciona, mi cuerpo necesita estímulos que catalicen mi creatividad. Todos tenemos muchas ideas y la fuente de muchas nuevas formas de ver las cosas en nuestro interior. Lo difícil no es que se nos ocurran, sino buscar el agente externo que nos ayuda a que éstas florezcan.

¿Y si el hecho de añadir aspectos nuevos a nuestra vida cotidiana la hacen diferente? No me digas que a estas alturas todavía no te has preguntado por qué narices vas siempre por el mismo camino a trabajar, por qué el despertador suena siempre a la misma hora, por qué desayunas siempre lo mismo, por qué el café de las 10h30 es siempre a las 10h30. Perdonad esto del café, como veis, para algunas cosas soy muy tonto. Algo que recibe el nombre con una hora de reloj asociada, ¿cómo va a trasladarse en el tiempo? Después de tantos días y tanta gente tomándose el café a las 10h30, ¿quién soy yo para tomar una Coca Cola Light en su lugar y además, para fastidiar, hacerlo a las 10h47? ¿Quién se toma el café? ¿Quién elige tomarse el café a las 10h30? Si has respondido de forma honesta, verás como tu entorno puede favorecer esa catálisis, pero también la puede frenar o incluso exterminar la chispa de la creatividad con la rutina. Si el entorno elige por uno, mal asunto. En ese momento, se empieza a vivir al ritmo de los demás, a ser agenda de otros, y a dejar de vivir en primera persona.

Yo me despierto con música, cada día con una canción diferente, que elijo según lo que me apetezca la noche anterior. En ocasiones a la mañana, cuando la escucho, me pregunto qué gaitas habría cenado la noche anterior para elegir ese tema, pero da igual, desde mi primer minuto despierto ya estoy en guardia con mi entorno. Además, los segundos que dejo sonar esa canción también difieren y no suena siempre a la misma hora. Hoy por ejemplo no ha sonado, he dejado que fuera la música ambiente de la mañana de lunes la que me despertara. Ayer fue a las 7h49, el sábado fui yo quien despertó al despertador, el viernes a las 6h04, el jueves no lo recuerdo, pero creo que en torno a las 6h15.

El desayuno también es diferente de vez en cuando. A veces lo hago leyendo algo, otras veces consulto mi correo en el móvil, en ocasiones me voy a hacer algo de deporte antes de desayunar. El deporte ligero en ayunas facilita la quema de grasa, por si alguno está interesado. Cereales mezclados al gusto con leche, o con soja, o con yogurt, tortilla de bacon, un par de huevos fritos con jamón de pavo, tostadas con mermelada o una rebanada de salmón y después una de miel o nocilla. Hay variedad también en la compañía, dado que a veces acometo la primera comida del día solo y otras ocasiones lo hago con mi mujer. Eso no cambia, siempre me levanto con la misma persona a mi lado, Usoa, y haré lo que esté en mi mano porque no cambie nunca, o al menos que sea lo más tarde posible. Sería una quimera pensar que ambos vamos a vivir eternamente, aunque soñar es gratis, y dicho sea de paso, un buen estímulo para el cerebro.

Lo que está claro es que el desayuno es para mí la comida del día en la que puedo elegir prácticamente todo. Me generará más o menos trabajo su preparación, ingredientes, entorno,… pero elijo yo, y por lo tanto, está en mi mano hacer de él un momento mágico que entone el resto del día, o mantener una rutina fácil que haga prácticamente sin pensar: aquí el robot Conde Mellado 7.1, buscando tazón para verter café y mojar tostada. Microondas preparado con tiempo de cocción de 35 segundos a 800 W. Dos cucharadas de azúcar.

Es lo primero que se hace en el día, y por lo tanto, denota ya una actitud para el resto de la jornada. Será más fácil forzar momentos creativos si se evita la rutina desde nuestros primeros minutos despiertos en cada hoja de calendario. Repito, a mí me funciona, y como es decía al comienzo, este libro habla de experiencias propias, así que no os puedo garantizar que os funcione. Lo que sí os puedo asegurar es que si no lo probáis en primera persona, vosotros tampoco lo sabréis. Por lo tanto, está en manos de cada individuo provocar al menos la respuesta a la duda planteada. ¿En qué grado funciona? ¿Cómo se siente uno al hacerlo? ¿Qué sensación recorre el cuerpo? ¿Qué reacciones provoca a lo largo de las siguientes horas?

Hasta aquí el desayuno, que para muchos no son más que 10 ó 15 minutos del día. ¡ Los hay hasta que no desayunan! Éstos podrían probar a hacerlo de vez en cuando, iban a notar una gran diferencia, sus cuerpos y salud al menos sí.

A partir de aquí, se puede proseguir con diferentes rutas de casa al trabajo. Diferentes medios de transporte. Diferente asiento en el autobús, en el tren. Recoger algún objeto a lo largo del camino, una hoja de un árbol, un folleto de propaganda en la puerta de cualquier establecimiento, comprar el café para llevar de diferente tipo (para los que no se lo hayan tomado en casa y lo necesiten).

Cada uno de estos gestos está creando un entorno diferente cada vez. Cada novedad estimula a su vez nuevas situaciones, emociones, pensamientos, estímulos. Los instantes en los que uno evita caer en la rutina, las ocasiones en las que uno sale de su zona de confort, de aquello que conoce, en esos momentos se genera la magia.

Aquí están pues los ingredientes para estimular la creatividad. Las nuevas ideas. Esto no quiere decir que de la noche a la mañana uno se convierte en creativo y en genio por el mero hecho de cambiar sus hábitos, o por desayunar algo que no le apetece ya que al autor de este libro le gustan las tostadas de nocilla. No, no pretendo engañar a nadie, realmente la magia no es matemática y no sale siempre, pero la probabilidad de un resultado satisfactorio a medio plazo es mucho mayor si se busca un entorno creativo favorable y catalizador. Ese entorno es contrario a la rutina y al aburrimiento. Es contrario a las actuaciones tipo “Hola, aquí robot Conde Mellado 7.1″

Ahora pensad en un día convencional vuestro, en el trabajo, en casa, en el camino entre ambos. Sí, en casa también, porque aquél que crea que una vez salga por la puerta del trabajo su cerebro ya no genera ideas y aportaciones para su próxima jornada se equivoca. Y aquél que lo logre hacer eso, lo de cortar por lo sano al atravesar la puerta de la oficina, enhorabuena. A fin de cuentas, supongo que también hace falta gente con este perfil, dado que si todos fueran creativos, no habría equilibrio. No obstante, no creo que me confunda mucho si afirmo que estas mentes no brillarán en la economía del valor de las personas, que es la era que nos aborda, la era del conocimiento y del valor añadido por las personas. Y si no, pensad en las diferencias de una persona que no piensa y realiza siempre las mismas tareas, frente a un robot. Si además le añadimos que el robot tendrá más autonomía, que hasta la fecha no se agrupan en sindicatos para hacer más vulnerable su papel dentro de la producción a cambio de ganar más y trabajar menos (bueno, en la película YO Robot, protagonizada por Will Smith y el robot Sony, los robots si se agrupan de forma sindical con no muy buenas intenciones, quizá terminemos viendo esto también), ¿dónde están las ventajas de ese comportamiento rutinario y totalmente mecánico y automatizado frente a los robots?

Se puede intentar tener fuerza para decir NO al café de las 10h30, a la misma compañía durante cada pausa o momento de relax en el trabajo. El tomarse un menta poleo de vez en cuando, ¡aunque no agrade en exceso! El aprovechar para hacer algo diferente, lectura de alguno de los artículos, opiniones, blogs, libros, informes, etc que se tengan por ahí encajonados o guardados y que de otra forma terminarán en el cementerio de la información. Atreverse a ser diferente. Ése es el comienzo para catalizar la creatividad. Las ideas no nacen solas, hay que estimularlas, hay que catalizarlas, y los agentes catalizadores pueden ser muy variados, de diferente índole. Y del mismo modo que puede ser acelerada, también puede ser frenada, por otros tantos agentes como la rutina y el aburrimiento, que por desgracia para algunos y por suerte para otros, tienen gran presencia en nuestro día a día, y son más personas frenadores las que nos rodean que promotores del cambio. Pero para eso estamos, para promover el cambio, y para generar nuevas formas de hacerlo.

¿Acaso los frutos no nacen en aquellas zonas donde la tierra y los árboles reciben mejores cuidados? Estas acciones no aseguran un buen fruto, pero la probabilidad de obtenerlo aumenta considerablemente bajo estas condiciones.

Para terminar este capítulo, plasmo aquí mi definición de creatividad: resultado de la mezcla de vivencias y acciones en primera persona, que además de huír de la rutina, van precedidas por un desayuno variado y no repetido día tras día.


Autor y fuente: Alberto conde mellado
 

 

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