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Cómo lograr que una decisión se haga realidad

 

¿Por qué aquello que se ha decidido no se cumple? ¿Qué ha fallado? A
menudo la ejecución de una idea se complica porque el proceso para ponerla
en práctica no es el adecuado o porque en mitad del camino han surgido
problemas. Conozca qué elementos hay que tener en cuenta para cumplir lo
acordado.
 
Un día antes de una reunión clave los asistentes reciben una copia del Power
Point de la presentación. Ésta incluye un resumen de las recomendaciones, y
los argumentos y datos que las apoyan. Algunos las leen. Y entonces llegan
los problemas: unos consideran que las cifras están equivocadas, algunos
cuestionan los criterios que sustentan las conclusiones y otros preguntan por
las alternativas que existen. Al final, el ejecutivo de turno afirma: “En estos
momentos no podemos hacer nada”. Así que se acuerda posponer la decisión
final al próximo mes.
 
Este escenario, que se puede dar en cualquier organización, incluye un
error de base: el proceso para la toma de decisiones no es el adecuado.
Se equivocan desde el principio, de acuerdo con Nacho Ríos, socio de la
consultora Bain & Company. Según este experto, “las compañías eficientes
funcionan de otra forma: siguen cuidadosas estructuras en la toma de decisiones, se
aseguran de llegar a acuerdos en sus criterios, hechos y alternativas”.
 
Estos son los cinco elementos que se deben tener en cuenta para llegar a una
decisión estructurada y conseguir que se lleve a cabo:
 
1.Criterios. “No se puede tomar una decisión sin tener un criterio para tomarla”,
explica el socio de Bain. Un informe puede contener diversos datos y
explicaciones, pero si se desconoce si estos sirven para aumentar las ventas,
captar más clientes o ser más eficientes, carecen de sentido. “Se deben tener
criterios, una base para evaluar el éxito o el fracaso, para decidir conforme a
aquello que se quiere conseguir”, añade Ríos.
 
2.Hechos. Hace 20 años conseguir datos era una tarea que requería tiempo y
esfuerzo. Hoy día, se consiguen de forma rápida, pero cuántos más se tengan,
mejor. Solicitar cifras y más cifras sólo es un modo de retrasar una decisión.
 
3.Alternativas. El 82% de los ejecutivos no tiene en cuenta las alternativas para
tomar una decisión. Por ejemplo, en una organización se acuerda bajar los
precios para aumentar las ventas de un producto. “¿Existen otras vías? ¿Qué
alternativas tengo? ¿Cuáles rechazo y cuáles tengo en cuenta? Los directivos
deben examinar todas las opciones. Si se desconocen las alternativas, será
complicado llegar a una conclusión y tomar una decisión”, considera el socio de
Bain.
 
4.Responsabilidad. “¿Qué se ha decidido?” “Se ha decidido esto, pero
personalmente esperaría y vería”. Comentarios de este estilo se pueden
escuchar al término de una reunión. La toma de decisiones exige
responsabilidad: “El grupo es el que decide y el que da apoyo unánime”, opina
Ríos.
 
5.Cierre. Decidir algo no es lo mismo que hacerlo. “Si no se comunica la
decisión, se establecen responsabilidades y fechas para poner en marcha lo
acordado, todo caerá en saco roto”, apunta el experto. Hay que dejar las cosas
claras: las personas deben conocer lo que tienen que llevar a cabo y cómo,
para no encontrar obstáculos. Además, es recomendable el feedback para
conocer si la decisión funciona.

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